BRANKO ARNSEK 

MUSICO - COMPOSITOR - PRODUCTOR - PROFESOR 

El bajista Branko Arnsek ha reunido a seis músicos de primer nivel. Foto: Bernd Epple

La serie Jazztime de Böblingen fue invitada a "Verano en el Lago".
El Septeto Branko Arnsek deleitó al público con una amplia gama de sonidos.
No es ajeno al jazz de la región; con los años, Branko Arnsek, esloveno criado en Sindelfingen, se ha convertido en uno de los bajistas más solicitados en numerosos géneros. Tras numerosas estancias en Cuba, este trotamundos musical de raíces balcánicas se ha dedicado especialmente al groove latino y ha formado una banda capaz de plasmarlo musicalmente, incluyendo al percusionista cubano Marcos González Jimánez y a la cantante cubana Mayelis Guyat.

Esto quedó patente en el concierto Jazztime durante la serie de eventos de Böblingen "Verano en el Lago", en el antiguo TÜV Hall. Aunque Guyat tuvo que ausentarse la noche del jueves por enfermedad, los aproximadamente 150 asistentes disfrutaron de un apasionado canto en español. Arnsek, ahora también director del departamento de pop-rock-jazz de la Escuela de Música de Stuttgart, organizó con poca antelación la aparición de Lisay Torranzo Hernández, también cantante cubana de Múnich. Con el ritmo en las venas, transmitió la alegría de vivir cubana con gestos ricos y movimientos danzarios, aderezándolos ocasionalmente con frases jazzísticas de scat.

Primero un sonido balcánico, luego ritmos cubanos.
Con Frank Eberle (piano), Michael Mischl (batería), Janos Löber (trompeta) y Andreas Francke (saxofón alto) de Schönaich, la música empezó a la perfección desde el principio. Con agudos riffs de metal y un solo de contrabajo percusivo, comenzó con una influencia eslava ("Becanovic"), seguida de una transición a territorio cubano, donde Francke se sintió claramente a gusto con un solo de saxofón al estilo de Charlie Parker. Tras un cuarto de hora, González saltó a la palestra por primera vez con un delicado solo de conga en "Obatalá". Arnsek parecía casi sumergirse en su contrabajo, tan inmerso estaba en su música. Los dedos de Eberle volaban sobre las teclas del piano eléctrico, insinuando refrescantemente lo que vendría después. Ya en el siguiente número, "D'Avinci", apasionadas frases al unísono rompieron con la estructura general y subrayaron la habilidad compositiva de Arnsek, con la que incorpora diversas influencias étnicas a un estilo jazzístico. "Balcanes, jazz, salsa... da igual, da igual", explicaría más tarde con un guiño. Antes del intermedio, hubo un chachachá casi impecable con "Charlie", aún más "cubanizado" por el baterista Mischl, además de la radiante presencia escénica del cantante Hernández. "¡Una emocionante mezcla de Balcanes, jazz y Cuba: una salsa alegre, una salsa muy personal!" El director artístico de Jazztime, Tilman Jäger, también se mostró entusiasmado.

"Quiero experimentar con algunos ritmos".

En la segunda parte de la velada, el septeto, calentado y aplaudido, logró subir el nivel. "Balanza", una balada sensible, sorprendió con un hermoso solo de piano, nítidas interjecciones al unísono de los dos instrumentos de viento, brillantes pasajes de scat, y para "Sirba me da", Arnsek se puso el bajo eléctrico. "Quiero experimentar con algunos ritmos", anunció el alegre bajista. Sin duda, lo logró. El final del programa presentó elementos de bebop, ritmos potentes, influencias de rap y magníficos solos de todos los intérpretes.

Los fuertes pedidos de bis fueron bien recibidos. "Dame alegría", que se traduce como "Dame alegría", fue un título apropiado para los créditos finales. Tanto la banda como el público disfrutaron muchísimo de la velada.

Septeto de Branko Arnsek en Böblingen
Etno jazz con pasión y espíritu.